ZHUANGZI

También llamado Chuang Tzu, Chuang Tse o Chuang Zi , vivió en el siglo IV a.C. Está considerado como uno de los más singulares pensadores orientales y el seguidor más brillante de Lao Tse. Coetáneo de Mencio, su posición con respecto a Lao Tse en el taoísmo es semejante a la de Mencio con respecto a Confucio en el confucianismo. Intérprete de la doctrina naturalista, dirigió los más agudos ataques a Confucio y a su escuela en un estilo lleno sarcasmo, pero, al mismo tiempo, de una gran belleza expresiva. Fue admirado por todos los estudiosos chinos, incluso por aquellos que no compartían sus ideas. Lo que en Lao Tse se expresa con epigramas, es explicado por Zhuangzi mediante ágiles ensayos, llenos de anécdotas y de fábulas fantásticas.

Zhuangzi era oriundo del pueblo de Meng, del que procedía la familia de Lao Tse. Fue llamado algunas veces "intendente de los jardines de los árboles de la laca", porque había desempeñado tal cargo durante algún tiempo. Rico e independiente, no se relacionó nunca con los pensadores coetáneos, como Mencio, y ninguno de los dos mencionó jamás al otro en sus escritos.

Al libro taoísta Zhuangzi se le conoce con el nombre de su autor. Desde 742 también se conoce como el Nan hua zhen jing, que literalmente significa el "Verdadero Clásico de la Florescencia (Cultural) del Sur", haciendo alusión a la idea tradicional de que Zhuangzi procedía del sur de China.

El texto es una amalgama de escritos de varias fuentes. Tradicionalmente se cree que Zhuangzi escribió los primeros siete capítulos (los "capítulos internos") y sus estudiantes y pensadores afines fueron los responsables de escribir las otras partes (los capítulos "externos" y "misceláneos"). Es difícil encontrar pruebas concretas de la autoría directa de Zhuangzi en alguna parte del texto.

Sin embargo, los capítulos internos tienen una gran coherencia conceptual y gramatical. Se puede estar bastante seguro de que fueron escritos por la misma mano, aún si no fue la de Zhuangzi en persona. También hay que mencionar que Zhuangzi ha sido considerado como taoísta por la tradición China pero según los confucianistas (quienes supuestamente se basaron en los capítulos internos), él destaca de los demás: escribe relativamente poco acerca del Tao en los capítulos internos de la obra, incluso menos que Mencio y otros confucionistas. A. C. Graham incluso afirmó, "Zhuangzi nunca supo que era taoísta".

En general, la filosofía de Zhuangzi se basa en que la vida es limitada y las cosas por saber son ilimitadas. Decía que el usar lo limitado para buscar lo ilimitado era una necedad. Nuestro lenguaje, cognición, etcétera, están condicionados por nuestra propia perspectiva y debemos tener cuidado al concluir que nuestras conclusiones son igualmente ciertas para todas las cosas (wanwu). Su relatividad frente al pensamiento sistemático lo lleva incluso al punto de dudar de la base de los argumentos pragmáticos (que un tren de acción conserva nuestras vidas) pues esto presupone que la vida es buena y la muerte es mala. En la cuarta sección de "La Gran Felicidad" (el décimo octavo capítulo del libro), Zhuangzi le expresa lástima a un cráneo que ve tirado al lado del camino. Zhuangzi lamenta que el cráneo esté ya muerto, pero el cráneo le contesta, "¿Y cómo sabes que es malo estar muerto?"

En el capítulo 9 recoge la tradición taoísta que condena las diferencias sociales, el poder del Estado y el interés privado y propugna la ayuda mutua, apelando a una perdida edad de virtud perfecta basada en la cooperación:

“En la Antigüedad la condición humana era idéntica. Los hombres tejían todos sus propios vestidos y todos cultivaban la tierra para subsistir. Era la Virtud de la vida llevada por todos del mismo modo. Estaban unidos en un solo grupo social; eso es lo que llamamos libertad concedida de forma natural por el Cielo. En esa edad de virtud perfecta, los hombres vivían en común con los pájaros y las bestias salvajes, y toda la creación no formaba más que una sola familia ¿Cómo podrían conocer la diferencia entre príncipe y súbdito?”

La dialéctica de Zhuangzi tiende a esclarecer el verdadero concepto de la diferencia de los seres con la teoría del "soplo celeste". La sustancia del universo es una sola y es comparable al viento, que en sí mismo es silencioso, pero silba de distinta manera según las cosas sobre las que pasa. Quien comprenda la verdad de este principio no puede hacer distinción esencial entre bien y mal, entre bello y feo.

La vida entera, pues, no es más que un sueño, un juego de apariencias efímeras; en cierta ocasión, Zhuangzi soñó ser una mariposa que volaba y gozaba de la libertad de las mariposas sin acordarse de que era un hombre; al despertar, se dio cuenta de que era Zhuangzi. Pero, ¿cuál de ambas cosas era la realidad: Zhuangzi, que soñó con la mariposa, o bien la mariposa, que soñó ser Zhuangzi? Él sabe que el terror de la muerte es ilusorio, algo así "como cuando un niño ha equivocado el camino y no sabe que va derecho hacia su casa" (libro II). Superando todo lo que es conocido y limitado, superando la duda, se alcanzan el cielo y la verdad que nos libera de toda duda.

La perfección consiste en la perfecta conformidad con el Tao, esto es, en la renuncia a toda acción, en la eliminación de todos los deseos mundanos, en el olvido de sí mismo, en la meditación. El ritmo interior de la vida del sabio ha de medirse por la ley esencial del Tao: "obra como si no obrases". También el amor y la caridad han de ser sin esfuerzo para que tengan valor.

La doctrina de Zhuangzi representa el desarrollo más antiguo del pensamiento taoísta, y fue, para el pensamiento posterior, fecunda en profundos brotes especulativos. Este éxito se debe también a su originalísimo estilo, pronto y agudo, gracias a lo cual la obra influyó largamente no sólo sobre el pensamiento taoísta, sino también sobre el confucionismo, sobre el budismo y sobre todas las corrientes literarias chinas en general.

Texto extraído de www.biografiasyvidas.com y Wikipedia



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